lunes, 18 de marzo de 2013

El Cuarto de atrás (cuento corto)


-  En cuanto escuchaba golpes a la puerta, mi corazón se detenía, sabia que nuevamente había discutido con ella.
Se quitaba la ropa rápidamente y me pedía que me recostara a su lado, yo no podía decir nada, mi condición me impedía hacerlo. Cuando sus grandes manos blancas rozaban mis mejillas no podía evitar que una lágrima resbalara por mi rostro. No le gustaba que llorara. 

Me pedía que me desnudara lentamente, él se detenía y miraba fijamente mis senos, me analizaba toda, como si nunca hubiese visto una piel oscura. 

Tomo todo de mi, no le dejo ni un pedazo a mi marido. 

Ese día mientras preparaba el guiso, escuche sus pasos atravesando la cocina, mi corazón palpitaba furiosamente. Lo sentía respirar en mi cuello, yo empuñaba el cuchillo. Esa vez me tumbo sobre la mesada separo mis piernas me levanto la pollera y hundió como un cuchillo su miembro viril, yo cerré los ojos, y contuve el aliento, en un segundo todo fue silencio. 

Sentí el peso de su cuerpo sobre mi, la sangre tibia resbalaba por mi brazo. Yo no quería hacerlo. ¿Que le iba a quedar a mi marido?.



La Doña llego primero, y sus gritos inundaron la casa. Yo lo había acomodado en el sillón  y me había quedado ahí parada mirándole a la cara que ahora parecía tan gentil, tan humana, ya no era el rostro borroso y sombrío de aquellas noches tormentosas. La Doña me llevo al cuarto de atrás y me encerró hasta que ellos llegaron.


--¿Cuanto tiempo te darán?

-- No lo se.

2 comentarios:

  1. Wow, muy bueno! Tanto sufrimiento en silencio y luego ser "culpable". Tantas mujeres que lo viven y tanto bastardo libre.

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  2. Gracias Orlando. Desafortunadamente es una realidad, q duramente tiene que vivir estas personas mal llamadas "de la servidumbre".

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